La histórica Federación de Periodistas del Perú, el Colegio de Periodistas deberían ser paradigmas gremiales en el campo laboral, la seguridad social, la libertad de prensa y la ética de la información, sin embargo languidecen sin autoridad ni representación efectiva ante los poderes del Estado y la sociedad peruana.
Esta lamentable situación no compromete, sin embargo, a la importante labor que vienen cumpliendo –cada una en su campo- instituciones como la Asociación Nacional de Periodistas, APN, el Instituto Prensa y Sociedad, IPYS, Club de Periodistas de Lima, pero son esfuerzos aislados y parciales.
Las leyes que protegen y garantizan el libre ejercicio del periodismo, los beneficios laborales del periodista peruano, su derecho a una decorosa jubilación, su acceso vitalicio y familiar a los servicios de salud, el resguardo de su integridad física, etc., son letra muerta y objeto de burla por parte de muchas empresas propietarias de los medios y del propio Estado.
Ser periodista en el Perú es ejercer una suerte de profesión de segunda categoría. Claro que no estamos aquí hablando de contados casos individuales que son la excepción de la regla.
Nos referimos concretamente a los periodistas antiguos y jóvenes que son explotados con sueldos miserables y a quienes se les niega sistemáticamente la jornada de ocho horas, pago de trabajos extraordinarios, descanso de dos días a la semana ordenados por Ley de la República.
Ni hablar de los periodistas cesados en sus centros de labores después de muchos años de haber contribuido al prestigio y enriquecimiento de grandes empresas y que hoy afrontan el grave drama de la desocupación sin acceso a la seguridad social.
Miles de periodistas, sobre todo en provincias ejercen sin seguro social y desprotegidos frente a los abusos y atentados perpetrados en su agravio por las autoridades corruptas y la delincuencia común, especialmente los narcotraficantes.
¿Qué pasa en las regiones y provincias peruanas que todos los días golpean, hostigan o causan daño patrimonial por lo menos a un periodista? La ANP al menos difunde las denuncias. ¿Y los demás gremios de la prensa? Los agresores, si no son autoridades regionales o locales corruptas o policías y hasta magistrados, son delincuentes comunes. Así los periodistas de provincias trabajan entre varios fuegos.
Pero, no todas estas agresiones laborales y profesionales provienen de factores externos. Los propios periodistas hemos arrojado la toalla y hemos permitido que nuestro gremio se atomice en la desunión, falta de solidaridad, conciencia plena de nuestros derechos y firmeza para defenderlos. Tenemos un Colegio profesional que es un engañamuchachos pues es optativo.
¿Para qué sirve el Colegio?
La Ley del Periodista, teóricamente vigente, ordena y dispone que para que un periodista o comunicador social ocupe un cargo en las oficinas de prensa, imagen o relaciones públicas de las dependencias del Estado tiene que ser colegiado obligatoriamente.
Demos un vistazo a lo que está pasando en los Ministerios, Congreso, Poder Judicial y veremos cómo la dorada burocracia se burla de este dispositivo a la sombra del poder.
Lo peor de todo es que el Colegio de Periodistas del Perú se debate en el más grande desprestigio después de que cayó en manos de sucesivos grupos de seudoperiodistas que lo saquearon y envilecieron.
La actual directiva acaba de pisotear los Estatutos y la Ley para decidir prorrogar su mandato por acuerdo de una írrita asamblea de decanos departamentales al mejor estilo de Manuel Burga de la FPF o Fujimori. ¿Y cuál es hasta ahora el balance de lo realizado en defensa y representación de los miembros de la orden?
El Reto de la Federación
El domingo 13 de setiembre –esperemos que esta vez la cábala funcione al revés- hay elecciones en la Federación de Periodistas del Perú, institución señera fundada hace 59 años por líderes gremiales de diferente ideología política, pero con profunda convicción libertaria y gremialista.
El primer gobierno del ex presidente Fernando Belaunde Terry legisló y reconoció por vez primera la profesión periodística y creó la famosa estampilla con cuyos fondos se construyeron modernos locales la ANP y la FPP.
Con el correr de los años, el manejo de la FPP fue hundiéndose en la mediocridad, hasta que la institución llegó a manos de dirigentes facinerosos que la convirtieron en botín de bandidos.
La propiedad de l edifico de la avenida Abancay estuvo a punto de perderse pues no tenía saneamiento legal. Dirigentes honestos entre los que se cuentan los actuales, al menos han evitado esta desgracia, pero poco han podido hacer para reflotar a una institución que agoniza sin fondos y con un mar de deudas.
El domingo 13 postula a un nuevo periodo en el CEN de la FPP el colega Bernardino Rodríguez Carpio, encabezando la Lista Nº 2 y lo acompañan conocidos profesionales con solvencia moral y experiencia gremial.
Entre sus propuestas figuran acciones urgentes para revitalizar el gremio y devolver a la FPP su papel de irreductible bastión de la libertad de prensa.
También plantean convocar a las nuevas generaciones profesionales con la creación de un Centro Federado de Estudiantes de Periodismo y Comunicación Social.
Federados y no afiliados debemos respaldar a la lista de Bernardino Rodríguez en este reto. Luego proyectaremos nuevos pasos de la mano con las otras instituciones de la prensa peruana.
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Césitar muy cierto todo lo que escribes...es lamentable que una profesiòn como la nuestra se encuentre tan venida a menos por culpa de grupos de "colegas" que han utilizado las instituciones gremiales para satisfacer sus egos, màs no para defender los derechos de sus agremiados.
ResponderBorrarEspero que este movimiento que busca reinvindicar a los profesionales de la prensa siga adelante, y desde ya cuenten con mi apoyo.
Un saludo a todos los colegas.
ResponderBorrarAcabo de llegar de exterior y desearía poder reintegrarme a la FPP,dado qué,ingrese en la década del sesenta,con el número 0015.
Atentamente,
MANUEL MANSILLA SORMANI