martes, 15 de septiembre de 2009

La guerra de los caramelos

- Imágenes: Luis Morán La Rosa

Así como en la ciudad española de Buñol, Valencia, se celebra desde hace 60 años la “Tomatina”, o “guerra de los tomates”, en la ciudad andina de Chiquián, tiene lugar cada 1º de setiembre un rito popular muy peculiar denominado la “guerra de los caramelos”.

Esta tradición tiene origen en épocas muy remotas y forma parte de las festividades en honor de Santa Rosa de Lima, la patrona de la provincia peruana de Bolognesi, cuya capital es justamente Chiquián.


Chiquián es famosa porque en esas tierras habitaron hombres rebeldes y muy laboriosos desde antes de los Incas.

A los conquistadores españoles no les fue fácil dominar aquellas tierras bravías y tuvieron que desplegar todo su poder religioso y militar para organizar las denominadas “reducciones indígenas” y fundar productivos obrajes.

En las primeras décadas del siglo XX, allí nació y cabalgó, cual legendario Robin Hood andino, el famoso bandolero José Pardo, de quien se decía que robaba a los ricos para repartir el botín a los pobres.

Sin exageración, Chiquián, y todos los distritos, caseríos y comarcas de la provincia de Bolognesi, constituyen una tierra de ensueño.

“ESPEJO DEL CIELO”, la denominan sus enamorados y orgullosos habitantes. (Foto Chiquián.com)

Donde nace el río Santa

No es para menos. En aquellas alturas andinas se extiende la laguna Conococha, que recibe las aguas de su hermana Aguash, para dar origen al caudaloso río Santa.

Escenario de múltiples aventuras, motivo de cantos nostálgicos, el Santa se abre paso dando vida hacia el Océano Pacífico, cortando las montañas en el Cañón del Pato y riega un extenso y fecundo valle entre desiertos costeños hasta dar con la bahía de Chimbote.

Desde la ciudad de Chiquián y pueblos aledaños, en las noches despejadas, iluminadas por la luna, se observa ese incomparable espectáculo que brinda el blanquísimo resplandor de la nevada cordillera Huayhuash, sobre el fondo de un cielo azul intenso y puro.

Seis de los principales picos de esta cadena de nieves perpetuas, superan los 6,000 metros de altura sobre el nivel del mar. Entre ellos se levanta el mítico y majestuoso Yerupajá, la segunda montaña más alta del Perú, después del Huascarán.

DÍA DE LA ENTRADA. Los espectadores esperan el ingreso del Inca y el Capitán.

Españoles contra indios

El violento encuentro entre la civilización europea que trajeron los españoles y la cultura nativa ha marcado profundamente el espíritu de los chiquianos y se refleja en sus fiestas y costumbres.

Todos los años, desde el 28 de agosto hasta el 4 de setiembre todo Chiquián se convierte en la capital de la alegría por las fiestas de la patrona Santa Rosa.

Una multitud de chiquianos provenientes de toda la provincia, Lima y otras ciudades del Perú y el extranjero se reúnen en un reencuentro inolvidable.

Se apoderan de la ciudad desbordante de música, danzas, fuegos artificiales, ritos religiosos, buena comida, abundante bebida y por supuesto corridas de toros.

El día 1º de setiembre todo el pueblo, hombres, mujeres y niños, ponen en escena una gigantesca representación teatral que rememora la entrada de los conquistadores españoles y la resistencia de los pobladores nativos.

“La Entrada” está encabezada por el Capitán, quien tiene que avanzar por una calle céntrica hasta la plaza de armas o “Kihuillán” y de allí hasta la plaza de toros habilitada en un viejo campo deportivo del barrio de Lircán.

Todo este trayecto lo hacen el Capitán y sus soldados acompañantes, todos a caballo, frente a la férrea resistencia del Inca o Rumiñahui, decenas de combatientes y las pallas, estas últimas mujeres con vestimenta multicolor que defienden al Inca.

La noche anterior, el Capitán y el Inca realizan por separado un extenuante recorrido por los barrios de Chiquián, "complotando" y coordinando con sus partidarios.

Van de casa en casa rodeados de bandas de música y orquestas, improvisando convites entre música y danzas.


Además de los personajes principales ya citados también participan, el Mayordomo, los Estandartes y los Comisarios.

El día de La Entrada el jolgorio alcanza su máxima expresión, es entonces que se desata una batalla entre ambos bandos quienes utilizan como proyectiles puñados de caramelos y también se lanza frutas.

Es divertido ver cómo los caramelos “llueven” desde los balcones y son lanzados en las calles en todas direcciones.

Los de la resistencia van conteniendo el avance de los conquistadores sirviéndose de largas varas de madera, pero al final el Capitán hace su ingreso triunfal en la plaza de toros.

Entonces los partidarios de los bandos antagónicos rodean al Capitán y al Inca y los toman prisioneros.

Si, por ejemplo, el Inca lograra escapar, el Capitán tiene que pagar una multa con cajas de cerveza o alguna otra ofrenda.

En el fin de fiesta todos se confunden en un solo abrazo, cantando y danzando, simbolizando así la conjunción de razas y culturas.

CARMEN ROSA. La nueva Capitana y sus acompañantes a caballo.

Por primera vez una Capitana

El capitán de este año fue el empresario Alejandro Flores de la Cruz, quien conjuntamente con el alcalde Vladimiro Alvarado Vicuña, compartió la principal responsabilidad de las festividades.

De acuerdo a los tiempos modernos el próximo año, por primera vez en la historia de Chiquián presidirá las festividades una mujer: la ingeniero química Carmen Rosa Ríos Ortiz.

Con ella estarán sus acompañantes Marden Farro, Abel Gamarra, Pablo Farro, Elvis Ortiz, Margarita Ortiz Minaya y como abanderado, Carlos Minaya Dante.



Fuentes:

- REYES BARBA, Mario. Chiquián La Incontrastable Villa
Lima, 2002

- Rafael Morán La Rosa



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