jueves, 18 de diciembre de 2008

Acaba el año de la rata, pero viene el año del búfalo

Felizmente, para moros, cristianos y budistas, también para los ateos timoratos que se hacen llamar agnósticos, ya se acaba este Año de la Rata. Pero no cantemos victoria, según el milenario horóscopo chino el 2009 será el Año del Búfalo.

Los astrólogos orientales, quienes no se guían por el sol sino por la luna, afirman que los doce animales que corresponden como signos al horóscopo chino fueron ideados por Buda.

La hábil y astuta rata engañó al búfalo y se convirtió en el primer signo del horóscopo chino.

La tradición indica efectivamente que el 2009 será el Año del Búfalo y se afirma que entre la docena de animales, el búfalo ocupa el segundo lugar, ya que fue engañado por la hábil rata, quien se valió de la bondad e inocencia del astado para ocupar el primer puesto del horóscopo.

No es mi intención comparar la simbología astral china con nuestra criolla fauna política de búfalos y ratas, pero nos preocupan ciertos símiles. Ojalá pues que los búfalos que nos depara el 2009 sean mansos, laboriosos y productivos – creo que ya es demasiado pedir- y no desencadenen otra pavorosa estampida de precios y corruptelas como a los finales del segundo quinquenio de los 80.

Cuando me refiero a las ratas criollas, sé que me dirán: ya pues, no nos satures más con los escandaletes de cada día, deja tranquilos siquiera por las fiestas a Rómulo, Quimper y compañía que ya tenemos suficiente con los gritos lanzados desde Palacio de Gobierno: “¡Al ladrón!, ¡al ladrón!”.

Competencia de búfalos. ¿Ganará el 2009 el bovino labrador o la brava bestia de la corrupción?

Piensan que cuando hablo del 2008 y su signo rata solamente me estoy refiriendo a ese señor platudo y calvo, criollazo, exministro y mujeriego, que ha cambiado el viejo refrán por uno que se le parece pero que no es el mismo: “prefiero tener cola de rata y no cabeza de ratón, sino de león pelón”.

Pero al final de cuentas cuatro o cinco lotecitos petrolíferos tampoco son gran cosa para calificar de rata a todo el año 2008. Además, como diría cierto mandatario: “Oiga, no crea que con este año desaparecerán todas las ratas en el Perú, lanzar tamaño augurio sería purita demagogia”.

Hay muchas más razones para imaginar al 2008 como una rata horrísona y destructiva. ¿O es que no ha sido en este año que se presentó la espantosa crisis del sistema financiero en el mismo corazón de los Estados Unidos, desde donde se rigen los destinos del planeta?

Ese macro colapso, ha sido una rata voraz e inoportuna que ha quitado la sonrisa eufórica a nuestro presidente quien afirmaba que el Perú era un ejemplo de desarrollo financiero en el mundo y que los peruanos estábamos en condiciones de dar recetas de progreso y bonanza inclusive a los países más ricos.

Ahora se nos advierte con el ceño adusto que todo está bajo control, que seguiremos creciendo, pero que habrán muchos despidos, drásticos recortes presupuestales llamados “modulaciones” por nuestro ministro de Economía, de quien se dice además que es un mago. Es decir, la pobreza extrema, el desempleo, la mala educación y los pésimos servicios de salud nos seguirán royendo el alma y los bolsillos.

Pero a quién se le ocurre preocuparse por las tribulaciones de la inmensa mayoría de peruanos, si los índices de inflación y crecimiento siguen en azul mereciendo el elogio y la confianza de la gran banca internacional.

¿Y los efectos de la onda expansiva de la crisis? No hay por qué preocuparse, para eso están los paquetes de medidas y facilidades que protegerán a nuestros sacrificados inversionistas nativos y garantizarán los meganegocios de los consorcios multinacionales.

¿Y esa rata mayor llamada corrupción? En este punto sí hay que lamentar que esa raza en el Perú no tiene una sola madriguera sino muchísimas y además aumenta y prolifera a un ritmo de pesadilla, o sino, pregúntenle al “Chino rata” y sus secuaces, los que están procesados y los que se camuflan soterradamente como topos. De allí que compartamos el pesimismo de muchísimos peruanos frente al tan pregonado exterminio de esta prolífica raza de roedores.

Si se predicara con el ejemplo habría razones para alimentar alguna esperanza a corto plazo, pero ¿qué podemos pensar frente a un gobierno que subasta las riquezas y los bienes de la patria, que entrega el oro y el moro a las potencias a cambio de migajas denominadas TLC?

Si no se produce un cambio de timón, lo más seguro es que el 2009 los roedores de mil pelajes seguirán devorando al Perú como un inmenso y suculento queso.

¿Y los búfalos? Quién sabe señor, pero el espacio-tiempo-histórico nos advierte que muchas manadas se dejarán encantar otra vez por la rata y por la plata.



Foto: BBC

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