El autor de Simbólicas también transitó por las sendas del periodismo. Autodidacta y voraz lector de Baudelaire, Verlaine, Mallarmé, Rimbaud, Mirbeau y D´Anunzio, los cuentos de Grimm y Andersen, los libros de Ruskin, Rosetti y Wilde.
José María Eguren |
Hasta 1929 se dedicó más a la prosa, publicando primero en Amauta -la revista que fundara y dirigiera Mariátegui- y luego en La Revista Semanal de Lima y otras publicaciones. "No produzco como filósofo sino siempre como poeta", decía pues consideraba que al conocimiento se puede llegar "por el camino más vasto, desordenado y misterioso de los ensueños poéticos".
Contemporáneo de José Santos Chocano en literatura, especialmente en poesía, ambos contrastaban como el agua y el aceite. El modernismo del Cantor de América cultivaba la grandilocuencia y la oratoria, en cambio, la poesía de Eguren llegaba hasta la abstracción aparentemente desligada de la realidad. Mariátegui dijo del escribidor de La niña de la lámpara azul que "representa en nuestra historia literaria la poesía pura".
En noviembre de 1922, el gobierno de Augusto B. Leguía rindió homenaje y pleitesía a Chocano y lo coronó como el Poeta de América. Este acontecimiento permitió que se manifestara en toda su plenitud la grandeza humana de Eguren.
Como culminación de la gran fiesta de la coronación se organizó una velada literaria en el teatro Forero, hoy Municipal. Entre los invitados figuraba José María, pero nadie esperaba que asistiera. Allí estuvo y pronunció un generoso discurso en honor a Chocano. Todo un caballero.
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