domingo, 18 de mayo de 2014

El vate que regalaba poemas

- Por: Jorge Sandoval Cordova

En un país de desconcertadas gentes vivía un poeta que fabricaba sueños con palabras y hacía castillos multicolores con ritmos que el alma le dictaba. Para sus amigos, era una especie de ilusionista de las figuras literarias. Creaba, imaginaba mundos de luz y esperanza conectando sus dedos al corazón y la mente.

Noctámbulo sempiterno, cultivador de inacabables bohemias, sabía multiplicar la amistad como en el milagro de los panes. No solo era un creador de notas hilvanadas con pasión periodística, con prosa vehemente que pintaba escenarios múltiples, también era un poeta de manos inagotables.

Por eso, a sus amigos no les sorprendía cuando, en la plenitud de la noche o madrugada, bendecido por la inspiración, sacaba su lapicero, cogía servilletas o las hojas de su libreta, y escribía versos de un solo tirón. Algunos los guardaba para después pulirlos en la tranquilidad del hogar, pero otros los regalaba a los amigos, sin correcciones, tal como los había escrito. Nunca se sabrá cuántos poemas regaló en las noches de bohemia, de charlas amicales, de intercambio de ideas. Solo se sabe que en cada uno de ellos iba impregnado el sentimiento, la alegría o el dolor del vate que repartía esencias de amistad.

César Terán -al centro, de chaleco- con los consagrados periodistas Domingo Tamariz, Humberto Castillo, Jorge Sandoval (autor de la nota) y Pedro Ortiz, en el Club de Periodistas del Perú

Quienes gozamos con él de aquellas interminables tertulias durante muchos años, hoy lo recordamos compartiendo con nosotros su vida, sus esperanzas, sus logros profesionales, sus sueños y humanos dolores.

Dentro de poco, sus amigos, compañeros de trabajos, sus entrañables paisanos cajamarquinos, le daremos la despedida terrenal antes de su partida a la eternidad para encontrarse directamente con la hora azul que tanto amó. Reunámonos hoy, antes de las tres de la tarde, en el local del Colegio de Periodistas (Canevaro 1474) para desde ahí acompañar su cortejo fúnebre rumbo al cementerio Parque del Recuerdo, en Lurín.

César Terán Vega, amigo, contertulio, confidente, combatiente de mil batallas, te decimos: ¡PRESENTE!

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